La responsabilidad penal de las personas jurídicas se ha vuelto cada vez más importante en el derecho penal moderno. En el pasado, solo las personas físicas podían ser consideradas responsables de delitos, pero ahora, muchas jurisdicciones permiten que las empresas sean penalizadas por sus acciones delictivas. Esto se debe en gran parte a los escándalos corporativos que han salido a la luz en las últimas décadas, lo que ha demostrado que la falta de responsabilidad penal para las empresas puede llevar a una cultura de impunidad y corrupción que socava la confianza en la justicia y el estado de derecho. Para que una empresa sea considerada responsable de un delito, se debe demostrar que la forma en que la entidad se organizó o estructuró favoreció la comisión del delito y se exige que el delito se haya cometido en el curso y desarrollo de las actividades de la empresa, en beneficio directo o indirecto de la misma. En resumen, las empresas pueden enfrentar consecuencias legales si cometen delitos, pero si se demuestra que se han tomado medidas de prevención para evitar el delito, pueden quedar exentas de responsabilidad.